Ramon Destorrents (s. XIV), destacado representante del gótico italianizante catalán, sucedió a Ferrer Bassa como pintor y miniaturista de la casa de la Corona aragonesa y, como tal, recibió de Pedro III el Ceremonioso el encargo de concluir las capillas reales de Mallorca y Lleida. De entre las obras que se le han atribuido, en las que es patente la influencia sienesa, sobresale por su especial encanto la Predela de San Onofre (quizá con la colaboración de Pere Serra), narración característica de la Leyenda áurea que el artista representa en un escenario continuo, sin separaciones entre los distintos episodios.
Parece haber cierta unanimidad que la obra fue comisionada por Beatriu de Odena, quien “fuit una de populatricibus istius monasterii”, es decir, una de las fundadoras del monasterio de Pedralbes.
El bancal refleja los principales episodios de la vida del santo ermitaño y de algunos de sus compañeros (otro viejo ermitaño y el abad Pafnucio). La naturaleza representada es típica del arte italiano del primer Trecento, cuya visión generosa articula los espacios donde se desarrolla la narración.
En la predela se observan las siguientes escenas:
1. En el extremo izquierda San Onofre, inspirado por Dios, abandona su monasterio de Tebaida.
2. A continuación su encuentro con un ermitaño, quien instruye al santo.
3. Luego vemos a San Onofre (ya representado como un anciano de luengas barbas y envuelto en sus propios cabellos) arrodillado junto a una palmera, que le da sombra y alimento, y recibiendo el pan que diariamente le trae un ángel. También figura Pafnucio (abad de un monasterio del desierto) y su temor al contemplar el aspecto de San Onofre; tras esto, el santo relata sus mortificaciones a Pafnucio.
4. A continuación está representada la visión de San Onofre; la muerte del santo rodeado de ángeles.
5. Por último Pafnucio entierra a San Onofre con la ayuda de dos leones.
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PINTURA RELIGIOSA
Diferentes y muy variados han sido los temas que la pintura ha abordado a lo largo de su desarrollo, desde su nacimiento hasta nuestros días. Podemos hacer grandes grupos con los temas principales que se han repetido hasta la saciedad, dependiendo en la época en que se realizaban.
A lo largo de la Edad Media, en sus dos estilos artísticos románico y gótico, el tema más extenso por el número de obras producido fue la pintura religiosa de tal modo que podemos decir que fue casi el único tema desarrollado.
En el Renacimiento, siglos XV y XVI, aunque subsiste fundamentalmente la pintura religiosa, empiezan a aparecer otros temas como el mitológico, el retrato y la pintura de género.
Con el barroco, siglos XVII y XVIII, la pintura religiosa sigue estando presente pues no en vano es el arte de la Contrarreforma, pero ya cobran mucha importancia los temas mitológicos, así como el retrato y las escenas de género. También aparece el bodegón y el paisaje, que aunque al principio son considerados temas menores acabarán imponiéndose en muchos lugares.
Casi todos estos temas: retrato, paisaje, bodegón y escenas de género, tienen su origen en la pintura religiosa, cuando por su natural desarrollo, lo que servía como elemento accesorio u ornamental pasa a tomar entidad propia.
A finales del siglo XVIII, con el Siglo de las Luces y la Ilustración, la pintura religiosa y la mitológica decaen al irse secularizando la sociedad europea y aparecen obras del tipo histórico y social, sobre todo con la formación del neoclasicismo y del romanticismo.
En el siglo XIX la pintura religiosa prácticamente desaparece y los temas más comunes son escenas de la vida cotidiana, temas sociales, retratos y paisajes, propiciados tanto en el realismo como en el impresionismo.
Ya en el siglo XX con las vanguardias, el modernismo y el postmodernismo no se puede hablar de temas concretos sino que se pinta de todo y cualquier tema será válido.
La pintura religiosa cubre casi en su totalidad, como único tema, el Arte Medieval. Durante la Edad Media uno de los fenómenos más notables, entre otros muchos, es el desarrollo del cristianismo en toda Europa, en todos los reinos bárbaros que se implantan a la caída del Imperio Romano, hasta consolidarse de tal manera que la religión invade la forma de pensar y de actuar durante más de mil años.
El cristianismo impregna toda la vida de la gente del medioevo. Se vive con la idea de la religión como parte fundamental y casi única de la vida. La Iglesia toma un poder extraordinario e incluso hay luchas entre el Papa y los reyes para ver quién debe someterse a quién.
La Iglesia recurre a la pintura y a la escultura como un medio importante para dar a conocer su doctrina en un mundo de mayoría analfabeta. Y cuando hablamos de medio, podemos, por extensión, compararlo con los medios informativos gráficos como pueda ser la prensa o la televisión. Con la pintura se explicará el Antiguo Testamento, los Evangelios, la vida de Cristo, de la Virgen, de los santos, los grandes dogmas. Esto es la Pintura Religiosa.
La Iglesia emplea a los maestros pintores en cubrir las paredes de sus templos con arreglo a sus necesidades explicativas. Al principio hay un propósito casi en exclusiva de formación de los fieles, al cual se añade posteriormente, como ocurre en casi todas las actividades humanas, la mejora estética para crear un elemento que aporte belleza a la casa de Dios.
Los maestros de la pintura pintarán casi en exclusiva para la Iglesia porque ésta es casi el único cliente con capacidad para emplearles. Incluso cuando el cliente no sea la Iglesia sino los reyes y la nobleza, también los temas serán religiosos porque como decimos la religión es una de las ideas dominantes de la época.
También durante la época medieval se da mucho la pintura sobre pergamino en los códices o libros escritos a mano. Aquí también volvemos a la pintura religiosa en su mayor parte, porque los libros se hacen en los “scriptoria” de los monasterios o escuelas catedralicias y los miniaturistas casi siempre son monjes que iluminan los códices que otros monjes escriben.
El nivel cultural que se había alcanzado en el Imperio Romano está a punto de perderse a la caída del mismo. Las ciudades casi desaparecen, la vida se ruraliza, las guerras que se dan en toda Europa ocupan casi todos los recursos de hombres y dinero y el único refugio que queda para la cultura son los monasterios.
Por lo tanto, la mayor parte de los libros que se producen son libros para uso de las comunidades religiosas, fundamentalmente la Biblia. También aparecen posteriormente libros de oraciones para uso de laicos, nobleza fundamentalmente que los pueden encargar, como los Salterios y los Libros de Horas, con maravillosas miniaturas donde, aunque en su mayor parte son temas religiosos, también aparecen escenas de corte, labores del campo etc. que son fuente inapreciable para conocimiento de la vida medieval.
1. Durante el románico los temas que fundamentalmente se pintan son la vida de Jesucristo y la Virgen María basados en el Evangelio y servían para que los fieles materializasen en su imaginación aquello en lo que creían. Cristo suele aparecer “en majestad” como Pantocrator, dentro de la mandorla o almendra mística porque es el fruto que primero madura y es fuerte por fuera y blando y jugoso por dentro. Suele estar rodeado de los cuatro evangelistas o Tetramorfos, en forma de hombre San Mateo, de león San Marcos, toro San Lucas y águila San Juan.
2. A lo largo del gótico es muy frecuente la imagen de la Virgen que siempre suele estar con el niño en su regazo como justificación de su papel en la Redención. Se suele llamar Virgen de la humildad si está sentada en el suelo y Virgen en majestad si está sobre un trono. También es frecuente la escena de la Anunciación, casi todos los pintores tienen algún cuadro sobre este tema, y la de la Virgen con Cristo muerto la Piedad.
Las vidas de los santos aparecen en pintura a partir de un libro que escribe un monje dominico italiano, Jácopo de la Vorágine, 1230-98, que se titula La Leyenda áurea y que da origen a todo lo que se conoce actualmente de las leyendas de los santos de la Antigüedad.
3. En el Renacimiento se sigue pintando pintura de tema religioso en una enorme proporción a pesar de que en ese tiempo, el Humanismo empieza a dar al hombre su máximo valor, por oposición a las épocas anteriores donde este es valorado bajo los puntos de vista de la religión o de la política. Aunque se ha pasado de un mundo teocéntrico a otro antropocéntrico, la religión sigue teniendo mucha importancia en la vida del humano y en la pintura.
4. Asimismo, en el barroco la pintura religiosa permanece con una enorme importancia. Incluso se puede decir que el Barroco representó en sus periodos iniciales la voz de la Iglesia de la Contrarreforma, o mejor aún, que es el arte de la Contrarreforma. En el Concilio de Trento, 1545-1563, se estipula muy detalladamente las condiciones que deben de reunir las obras artísticas religiosas tanto en pintura como en escultura en cuanto a decoro y fines de estas obras. La Iglesia considera que las obras artísticas deben de servir para conmover a los fieles al tiempo que dan una visión triunfante de la religión.
A partir de esta época la representación religiosa decaerá hasta casi extinguirse en los tiempos actuales.
(Francisco Martín Gil, Claves para entender un cuadro)