UN FIN DE SIGLO ESPECTACULAR
Ya Victor Hugo en su prólogo de Hernani manifestaba: “Libertad en el arte, libertad en la sociedad; aquí está el doble objetivo”.
Durante los últimos años del siglo XIX y primeros del XX, Europa entra en un período de expansión económica, científica y política que da como resultado, entre otros, una de las fases más enriquecedoras, eclécticas, creativas y alborotadoras de la historia del arte europeo en general y de la pintura en particular.
Reflejo de una sociedad burguesa y adinerada que todo lo cuestiona e investiga y que se sacude el yugo de un pensamiento único, la pintura sufre una vertiginosa atomización donde se suceden y simultanean numerosas escuelas pictóricas que abarcan multitud de técnicas, temáticas y registros (aparece el desarrollo de las artes gráficas) que explosionan con frenesí buscando nuevos medios de expresión. Sirva de muestra que es el siglo XIX un periodo que se inicia con la recreación del Partenón y acaba con la construcción de la Torre Eiffel.
Son esos tiempos finiseculares que, con epicentro en París, han venido a etiquetarse como “fin de siècle” y “belle époque”. Sí, ciertamente París es a esta época lo que en su momento fue Florencia al Renacimiento o Roma al Barroco.
Pero no hay que engañarse, toda esta eclosión no representó una ruptura radical con el pasado antiguo, de hecho existe en estos tiempos una revalorización de la pintura plana, del arte bizantino, románico y gótico, sino que se nutre de él e incluso se fusiona y transforma en muchas ocasiones en una evolución imparable buscando nuevos sentidos a la belleza y la estética.
Bien mirado, no se trata de una renuncia a la realidad, más bien, es un nuevo enfoque de la misma que la complementa y, de alguna manera, la completa.
Todo este impulso creador se verá reflejado en esos años y en las décadas venideras en un imparable “totum revolutum” de “ismos” que se suceden y yuxtaponen unos a otros y con los que se intenta poner en valor uno u otro sentido de la expresión con nuevos lenguajes artísticos.
En realidad casi todos estos movimientos surgidos al amparo del siglo XIX y proyectados durante las primeras décadas del XX, no son auténticas disciplinas, sino diferentes modos de expresar la belleza y la estética: romanticismo, realismo, prerrafaelismo, impresionismo (pre, neo y post), esteticismo, simbolismo, sintetismo, orientalismo, fauvismo, cubismo, expresionismo, y un largo etcétera.
Como suele decirse, los cambios entre grandes épocas suelen producirse de manera lenta y progresiva. Uno no se acuesta siendo medieval y se levanta humanista, pero ciertamente con el fin del siglo XIX y las primeras décadas del XX se dieron las condiciones ya anticipadas por Victor Hugo en las que “No hay nada más poderoso que una idea a la que le ha llegado su tiempo”.
________________
A SPECTACULAR END OF CENTURY
Already Victor Hugo in his prologue to Hernani stated: "Freedom in art, freedom in society; here is the double objective".
During the last years of the 19th century and the first years of the 20th century, Europe entered a period of economic, scientific and political expansion that resulted in, among other things, one of the most enriching, eclectic, creative and tumultuous phases of the history of European art in general and of painting in particular.
A reflection of a bourgeois and wealthy society that questions and investigates everything and shakes off the yoke of a single thought, painting suffers a dizzying atomisation where numerous pictorial schools succeed each other and simultaneously cover a multitude of techniques, themes and registers (the development of the graphic arts appears) that explode with frenzy in search of new means of expression. It is a sign that the 19th century is a period that begins with the recreation of the Parthenon and ends with the construction of the Eiffel Tower.
These are the finisecular times that, with their epicentre in Paris, have come to be labelled as "fin de siècle" and "belle époque". Yes, certainly Paris is to this time what Florence was to the Renaissance or Rome to the Baroque.
But we must not deceive ourselves, all this emergence did not represent a radical break with the ancient past, in fact there is in these times a revaluation of the flat painting, of the Byzantine, Romanesque and Gothic art, but it is nourished by it and even merged and transformed in many occasions in an unstoppable evolution looking for new meanings to the beauty and the aesthetics.
On the contrary, it is a new approach to reality that complements it and, in some way, completes it.
All this creative impulse will be reflected in those years and in the coming decades in an unstoppable "totum revolutum" of "isms" that follow and juxtapose one another and with which we try to put in value one or another sense of expression with new artistic languages.
In reality, almost all these movements that emerged in the 19th century and were projected during the first decades of the 20th century are not authentic disciplines, but rather different ways of expressing beauty and aesthetics: romanticism, realism, pre-Raphaelism, impressionism (pre, neo and post), aestheticism, symbolism, synthetism, orientalism, fauvism, cubism, expressionism, and a long etcetera.
As is often said, changes between great periods tend to occur slowly and progressively. One does not go to bed a medieval person and rise a humanist, but certainly with the end of the 19th century and the first decades of the 20th the conditions already anticipated by Victor Hugo occurred in which "There is nothing more powerful than an idea whose time has come".