La Gran Vía es una de las principales calles de Madrid (España). Comienza en la calle de Alcalá y termina en la plaza de España. Es un importante hito en la ciudad desde el punto de vista comercial, turístico y de ocio. En éste último aspecto es famosa por sus cines, si bien en los últimos años algunos de ellos han cerrado y otros se han reconvertido con gran éxito al teatro musical, por lo que el tramo comprendido entre la plaza de Callao y la de España se conoce como el Broadway madrileño. El tramo comprendido entre la red de San Luis y la plaza de Callao alberga en la actualidad numerosas tiendas de cadenas internacionales de moda.
En 1897 los arquitectos municipales José López Sallaberry (autor también del proyecto y construcción del Edificio Blanco y Negro en la calle de Serrano, 61) y Francisco Andrés Octavio Palacios (autor del proyecto y construcción del Asilo de la Paloma, actualmente Instituto Virgen de la Paloma, en la Dehesa de la Villa) fueron encargados de hacer un nuevo proyecto y en 1899 presentaron su Proyecto de reforma de prolongación de la calle de Preciados y enlace de la plaza del Callao con la calle de Alcalá. Los herederos de Velasco les acusaron de copiar el proyecto de éste, pero la acusación fue desestimada, aprobándose el nuevo plan el 2 de julio de 1901. En él se proponía la realización de la obra dividiéndola en tres tramos: Avenida A (534 metros), desde la plaza de san Marcial (actual calle de los Reyes) hasta la de Callao; el Bulevar (409 metros), desde Callao hasta la Red de San Luis y Avenida B (417 metros), desde la Red de San Luis hasta la calle de Alcalá. La longitud total sería de 1.316 metros y el ancho de 25 metros, salvo el bulevar que tendría 35 metros.
Comenzaba así la que se convertiría en una de las mayores intervenciones urbanísticas del Madrid de la época. Con ella se lograría, según constaba en el proyecto, la comunicación directa entre los barrios de Argüelles y Salamanca; la descongestión de la Puerta del Sol; la desaparición de todo un cúmulo de calles estrechas y antihigiénicas y un más cómodo enlace entre las estaciones de Atocha y Príncipe Pío. Aunque el proyecto de obras fue aprobado el 21 de agosto de 1904, los trabajos no comenzaron de inmediato debido a la oposición de los vecinos y comerciantes de la zona y a las dificultades financieras. En tres subastas sucesivas de obras, en 1905, 1906 y 1908, no hubo ningún postor, hasta que en 1909 se adjudicaron al banquero francés Martín Albert Silver por 29 millones de pesetas, firmándose la escritura el 19 de febrero de 1910 por el alcalde de la ciudad, José Francos Rodríguez.
Las obras comenzaron por fin el 4 de abril de 1910 (después de unos largos años pensando en como hacerla), con la presencia del alcalde, José Francos Rodríguez, el presidente del gobierno, José Canalejas, y la familia real encabezada por el rey Alfonso XIII, lo cual da idea de la importancia que se dio a la obra en su época. La familia real se acomodó en una tribuna situada junto a la «Casa del Ataúd» (donde hoy está el Edificio Metrópolis) y adornada con tapices de la serie de la historia de Absalón de la Real Fábrica de Tapices. Además del rey, asistieron la Reina Madre, María Cristina, las infantas Isabel y María Teresa y el príncipe Adalberto de Baviera. También se dispusieron otras dos tribunas, una para miembros del Ayuntamiento y otra para el Cuerpo Diplomático, ambas adornadas con tapices de la serie de los Faetones.
A las once de la mañana llegó el rey acompañado de su esposa, Victoria Eugenia de Battenberg y, tras escuchar la Marcha Real y los discursos del alcalde y del presidente, descendió de la tribuna real, se dirigió a la casa del cura, anexa a la iglesia de San José, y comenzó su demolición con una piqueta de plata que le entregó Martín Silver. Los obreros comenzaron inmediatamente a trabajar. El primero de ellos se llamaba Álvaro Guadaño.
El proyecto de construcción contemplaba la demolición de gran cantidad de caserío, incluyendo varias iglesias, y la desaparición o transformación de numerosas calles. El área afectada sería de 142.647,03 m², que incluían 358 fincas y 48 calles, construyéndose 32 manzanas nuevas. Según los datos conservados, se demolieron 312 casas, se nivelaron 44 lotes de terreno, se desenlosaron 8.856 metros de aceras y se deshicieron 26.365 m² de empedrado y adoquinado y se quitaron 14.335 metros de cañerías de agua y de gas y 274 farolas. Para ello se transportaron y nivelaron 61.799 metros cúbicos de escombros y 31.997 de terraplenes. Posteriormente se enlosaron 18.777 m² de acera, se adoquinaron con granito 35.616 m² y se asfaltaron 11.373 m²; se construyeron 2.502 metros de alcantarillas y se canalizaron 1.315 metros para acometidas de agua, gas y electricidad, así como 7.024 metros de tubo de plomo. También se instalaron 174 sumideros de incendios y tomas de agua, 219 farolas a gas y 66 lámparas con candelabros.
Siguiendo el plan propuesto por Salaberry y Octavio, la construcción se llevó a cabo en tres etapas:
Plano del primer tramo de la Gran Vía, entre la calle de Alcalá y la Red de San Luis. En trazo grueso, las manzanas actuales, construidas al abrir la nueva calle. En amarillo, las manzanas que se eliminaron, con los números según la Planimetría General de la Villa del siglo XVIII. En la manzana 289, donde hoy el Edificio Metrópolis estaba la Casa del Ataúd. En la 293 está el Oratorio del Caballero de Gracia. La pequeña manzana 295 estaba ocupada enteramente por el palacio de la duquesa de Sevillano. En la 297 estaba el Colegio de las Niñas de Leganés. La manzana 302 perdió su extremo sur, que ocupaba gran parte de la Red de San Luis, con lo que ésta aumentó su superficie.El primer tramo, entre la calle de Alcalá y la de Montera se realizó entre 1910 y 1915. El 28 de marzo de 1917 se comunicó oficialmente que las obras estaban acabadas, aunque la entrega definitiva se produjo el 18 de julio de 1924. Denominada en el proyecto Avenida B, recibió el nombre de calle del Conde de Peñalver, en homenaje al alcalde que firmó el comienzo de las obras (hoy en día está denominación corresponde a otra calle de la ciudad).
Para su construcción se demolieron importantes edificios, como el colegio de Nuestra Señora de la Presentación (conocido popularmente como "de las Niñas de Leganés"), el Palacio Masserano, el Palacio de la duquesa de Sevillano o la llamada, por su estrechez, Casa del Ataúd, en la esquina con Alcalá.
En sustitución de las derribadas, se crearon seis nuevas manzanas, sobreviviendo sólo el oratorio del Caballero de Gracia, cuyo ábside, que quedó al descubierto al ser derruida la casa que lo tapaba, es hoy en día visible desde la Gran Vía.
También desapareció la calle de San Miguel, que sirvió de guía para la construcción de este primer tramo y que discurría por lo que hoy es la parte sur de la calzada de la actual avenida, y se modificaron otras nueve. En este tramo, todos los edificios construidos dedicaban sus primeras plantas a comercio y oficinas.
El segundo tramo, El Bulevar, entre la Red de San Luis y Callao, se realizó en los siguientes cuatro años, entre 1917 y 1922, aunque la entrega definitiva de obras fue el 20 de agosto de 1927. Se denominó avenida de Pi y Margall, en recuerdo del que fuera presidente de la Primera República Española.
Para la construcción de esta segunda fase se tuvieron que demoler 125 fincas y cuatro calles, transformándose otras trece. Entre ellas desapareció todo el tramo de la calle Jacometrezo que iba desde la plaza de Callao hasta la Red de San Luis, ya que su trazado sirvió de guía aproximada para la construcción de este segundo tramo.
En 1921, antes de finalizar las obras, se constató que el bulevar arbolado del proyecto original dificultaría el tráfico rodado, por lo que se decidió suprimirlo. Se construyeron en este tramo doce manzanas nuevas, una de las cuales alberga el Edificio Telefónica, que en su época fue el rascacielos más alto de Europa.
En 1922, Horacio de Echevarrieta y Mauri se hizo cargo de las obras de construcción de la Gran Vía, en sustitución de Martín Albert Silver.
El tercer tramo, estaba previsto que siguiera en la dirección de la calle Jacometrezo, hacia la cuesta de San Vicente, en prolongación casi recta con el segundo tramo, pero se cambió para empalmar con la calle de la Princesa, lo que resultó ser un acierto, así que se construyó entre la plaza de Callao y el norte de la de España; fue comenzado el 16 de febrero de 1925 y se terminó en 1929 aunque la entrega de obras fue el 22 de septiembre de 1932 y algunos edificios no se concluirían hasta después de la Guerra Civil. Se denominó en el proyecto Avenida A, aunque estaba pensado su nombre posterior de calle Eduardo Dato, en homenaje al que fuera presidente del gobierno.
En un principio estaba proyectado que tuviera 25 metros de ancho, como la Avenida B, pero después se decidió ampliarlo a 35, como el bulevar. Fue el tramo de más difícil construcción de los tres, ya que al contrario de lo que ocurrió con los dos primeros y las calles de, respectivamente, San Miguel y Jacometrezo, en éste último no había ninguna vía que sirviera de guía, por lo que hubo que hacer numerosos desmontes y derribar muchas manzanas. Con su construcción desaparecieron diez antiguas calles y se reformaron otras nueve y tres plazas, entre ellas la de Leganitos, al final de su calle homónima y que daría lugar a la plaza de España. Otra dificultad añadida fue las numerosas reclamaciones interpuestas por los propietarios negándose a las expropiaciones.
El principal problema surgió a la raíz de la propuesta en 1926, por parte del concejal marqués de Encinares, para que este último tramo tuviera los mismos 35 metros de ancho que el primero. Al estar ya construido el Palacio de la Prensa (sobre la manzana 374 del tramo anterior), el ensanchamiento sólo podía hacerse por el sur pero esto exigía la demolición de la Casa Profesa de la Compañía de Jesús, en la manzana 495 e inaugurada en 1901, a lo que los jesuitas se negaron. El expediente duró varios años, pero todo acabó cuando el 1 de mayo de 1931 un grupo de personas prendió fuego a la Casa Profesa. Esto, sumado a la disolución de la Compañía de Jesús a comienzos del siguiente año por el gobierno de la República, hizo que se archivara el caso y se continuasen las obras.
Ya en los años cuarenta, tras el paréntesis de la Guerra Civil, se reformaría la plaza de España, colofón de la Gran Vía, aunque no forme, estrictamente hablando, parte de ella. La plaza albergaría posteriormente dos de los edificios más representativos de la ciudad, el Edificio España y la Torre de Madrid.
La primera modificación de la Gran Vía, como ya se ha dicho, fue la eliminación, en 1921, poco después de ser construido, del bulevar que había en su tramo intermedio. La mayoría de los edificios no ha sufrido modificaciones importantes desde su construcción, aunque sí cambios en las fachadas, algunos radicales, como el que albergaba el desaparecido teatro Fontalba.
En 1972 se desmontó el templete de entrada a la boca de metro de la Red de San Luis, obra de Antonio Palacios, y se trasladó a Porriño (Pontevedra), localidad natal del arquitecto. Reordenada la zona, confluencia con la calle Montera, se instaló una fuente diseñada por Manuel Herrero Palacios y con esculturas de Gerardo Martín Gallego.
En el año 2002 se reformó la calzada y las aceras para intentar darle un aspecto homogéneo a la calle. Se cambió el pavimento por uno nuevo de granito y se instalaron nuevos bancos, paradas de autobús, kioscos y barandillas de acero al mismo tiempo que se eliminaron todas las jardineras de cemento. También se sustituyeron las farolas y se retiraron las columnas publicitarias, conocidas popularmente como "chirimbolos", instaladas por el Ayuntamiento a mediados de los años noventa por toda la ciudad y que habían provocado un fuerte rechazo entre la ciudadanía por su aspecto estético. En los años posteriores el ayuntamiento fue añadiendo nuevos chirimbolos publicitarios de nuevo diseño.
En 2009 la fuente de Herrero Palacios fue eliminada. El Ayuntamiento anunció la colocación de una reproducción del templete de Antonio Palacios en su primitiva ubicación. Pero en 2009 se peatonalizó la calle de la Montera y no se colocó el templete de Palacios.
Los edificios entre la calle de Alcalá y la Red de San Luis presentan estilos historicistas. Algunos pretendían recuperar el pasado arquitectónico español, siendo construidos en estilo neobarroco o neorrenacentista; otros son de inspiración francesa. En la mayoría se utilizó la piedra y estructura metálica. Entre ellos cabe destacar:
Edificio Metrópolis (1911), obra de los arquitectos Jules y Raymond Février. Estrictamente hablando no pertenece a esta calle, ya que es el número 39 de la calle de Alcalá, pero, subiendo desde la plaza de Cibeles, sirve de indudable carta de presentación de la Gran Vía.
Gran Vía 1 (1916-1917), de Eladio Laredo y Carranza. Un edificio de estilo ecléctico con relieves y azulejos de estilo modernista. A lo largo de su historia ha estado ocupado por el café Molinero, el restaurante Sicilia-Molinero, la casa de pianos Aeoiam o la joyería Grassy desde 1952, que cuenta con un museo del reloj.
Edificio de La Gran Peña (1917), en el número 2, obra de Eduardo Gambra Sanz y Antonio de Zumárraga.
Gran Vía 3 (1918), de los hermanos Javier y Luis Feduchi.
Gran Vía 4 (1917-1919), de Ruíz Senen, José Mendoza y Ussía y José Aragón Pradera.
Gran Vía 5, de José Monasterio Arrillaga.
Gran Vía 6 (1917-1919), de Mendoza y Ussía y Aragón Pradera.
Edificio de Seguros La Estrella, en el número 7 (1917-1922), de Pedro Mathet. De estilo neorenacentista.
Gran Vía 8 (1915), de Francisco Pérez de los Rios. La primera casa que se terminó de construir en la nueva avenida.
Gran Vía 9, de Francisco Reynals.
Gran Vía 10, de Pedro Mathet.
Gran Vía 11 (1915-1917), de Cesáreo Iradier.
Gran Vía, 12, con el Bar Chicote en sus bajosGran Via 12, de Eduardo Reynals. En 1932 se abrió en sus bajos el Bar Chicote.
Casino Militar, en el número 13, de Eduardo Sánchez Eznarriaga. Con influencia barrocas pero con el toque más contemporáneo de la marquesina de hierro y cristal que cubre la puerta de entrada.
Gran Vía 15 (1918-1921), de Juan García Cascales.
Fachada posterior del Oratorio del Caballero de Gracia (1916), en el número 17. Desde la Gran Vía sólo se observa el ábside de esta iglesia, obra de Juan de Villanueva. El arquitecto Carlos de Luque diseñó una nueva fachada alineada con el resto de los edificios. En los años setenta, Javier Feduchi Benlliure dejó a la vista el ábside practicando un gran arco en la fachada de Luque.
Gran Vía 18 (1915-1916), de Felipe de Sala Blanco y Eduardo Reynals.
Gran Vía 19 (1977), de Francisco Calero.
Gran Vía 21 (1915-1918), de Julio Martínez Zapata.
Gran Vía 22 (1919), de Secundino Zuazo.
Gran Vía 22 duplicado, de Lomas, Manchobes y Vicente García Cabrera.
Círculo de la Unión Mercantil e Industrial (1918-1924), en el número 24, de Joaquín y Luis Sáinz de los Terreros.
Segundo tramo [editar]
Edificio Telefónica
Gran Vía 32, Edificio Madrid-ParísLos edificios del antiguo bulevar son de estilo más afrancesado y algunos de estilo americano:
Gran Vía 23 (1918-1923), de Vicente Agustí Elguero y José Espelius Anduaga.
Gran Vía 25 (1920-1925), de Modesto López Otero.
Gran Vía 26 (1914-1916), de Pablo Aranda Sánchez.
Casa Matesanz (1919-1923), en el número 27, de Antonio Palacios, un edificio de uso comercial "a la americana" con influencia de la escuela arquitectónica de Chicago.
Edificio Telefónica (1926-1929), en el número 28, de Ignacio de Cárdenas.
Casa del Libro, en el número 29, de José Yarnoz Larrosa, diseñado para la Constructora Calpense.
Teatro Fontalba (1919-1924), en el número 30, de Salaberry y Teodoro Anasagasti.
Gran Vía 31 (1925-1927), de José Miguel de la Quadra-Salcedo. En sus bajos está el Café Zahara.
Edificio Madrid-París (1922-1924), en el número 32, de Anasagasti. Fue el edificio más alto hasta 1929, en que fue superado por el de Telefónica. En 1934 tras la compra del edificio por los Almacenes Sepu sufre una gran transformación dirigida por el arquitecto original con la colaboración de José López Sallaberry.
EDIFICIOS
Gran Vía 33 (1922), de Pablo Aranda.
Gran Vía 34 (1921-1924), de José Yarnoz Larrosa y Antonio Palacios. En su origen albergó el Hotel Alfonso XIII (después Avenida), hoy llamado Cibeles.
Palacio de la Música (1926), en el número 35, de Secundino Zuazo Ugalde.
Cine Avenida (1927-1928), en el número 37, de José Miguel de la Quadra-Salcedo.
Hotel Atlántico, en el número 38, de Joaquín Saldaña y López. Construido en estilo ecléctico, su primer propietario fue el marqués de Falces, cuyo escudo figuraba en la fachada.
Seguros la Adriática (1926-1928), en el número 39, obra de Luis Sáinz de los Terreros.
Gran Vía 40 (1926-1927), de José Miguel de la Quadra-Salcedo.
Gran Vía 42 (1923-1926), de Pedro Mathet.
Gran Vía 44 (1922-1925), de Teodoro de Anasagasti.
Palacio de la Prensa (1924), en el número 46, de Pedro Muguruza Otaño. Su sala de cine, de doble anfiteatro, tenía capacidad para 2.000 espectadores.
Tercer tramo [editar]
El Palacio de la PrensaEn el tercer tramo se construyeron edificios más modernos, de estilo racionalista, aunque también hay algunos en los que perdura el eclecticismo anterior.
Edificio Carrión (1931-1933), en el número 41, de Luis Martínez Feduchi y Vicente Eced y Eced.
Gran Vía 43 (1947), de Luis Gutiérrez Soto. Alberga el cine Rex.
Gran Vía 47 (1930), de Eduardo Figueroa.
Gran Vía 49 (1929-1931), de Eugenio Fernández Quintanilla y José Osuna Fajardo, de estilo racionalista.
Gran Vía 52, de Luis Díaz de Tolosa.
Edificio Lope de Vega (1945-1949), que ocupa los números 53, 55, 57 y 59, de Joaquín Otamendi y Julián Otamendi. Albergaba un gran centro comercial subterráneo, el hotel Lope de Vega y un teatro de igual nombre, inaugurado en 1949 con el espectáculo Tonadilla de Concha Piquer y transformado en cine en 1954. Reformado en 2003, el hotel pasó a llamarse Emperador y el centro comercial redujo su extensión.
Cine Rialto (1930), en el número 54, de José Aragón y Mendoza y Ussía. El cine se inauguró el 17 de octubre de 1930 con Variedades sonoras de la Paramount. Entre 1932 y 1934 se llamó Astoria. El 6 de mayo de 1957 se estrenó aquí El último cuplé.
Gran Vía 56 (1928-1929), de Vicente García Cabrera y Jesús Carrasco Muñoz.
Gran Vía 58 (1927-1928), de Luis López López.
Edificio del Banco Hispano de Edificación (1930), en el 60, de Emilio Ortiz de Villajos. Está rematado por una escultura de Victorio Macho que descansa sobre el cuerpo central del edificio.
El último tramo de la Gran Vía desde la Plaza de España.Gran Vía 62, de García Lomas y Jesús Martín.
Gran Vía 64, de Fernando de Escondrillas.
Cine Gran Vía, en el número 66, de Germán Álvarez Sotomayor. El edificio fue edificado en el solar del antiguo mercado de los Mostenses.
Gran Vía 70 (1945-1946), de Pan da Torre. Albergó el cine Pompeya.
Gran Vía 72 (1952), de Enrique Colás Fontán. El último edificio construido en la Gran Vía. Albergó el hotel El Washington.
Hotel Menfis (1953-1954), en el 74, de Manuel Castaño Cabanyes. Albergó el cine Velussia.
Edificio Coliseum (1931-1932), en el 78, de Casto Fernández-Shaw y Pedro Muguruza. El edificio, de estilo americano, fue encargado por el compositor Jacinto Guerrero. Su sala de cine fue inaugurada el 10 de diciembre de 1932 con la película Champ.
Ya en la plaza de España, destacan el Edificio España y la Torre de Madrid, ambos con más de 100 metros. Éste último, construido en 1957, fue durante muchos años el edificio más alto de la ciudad hasta la construcción de la Torre Picasso